(De)Construccion de Arte Contemporáneo

Registro de actividades de curatoria y escritura, más comentarios de pasión y/o aburrimiento por el mundo del arte.

3.8.06

EXPO 5





NO TE VEO, CARIÑO
Artistas: Flavio Bagioli, Diego Flores, Alejandra Herrera, Fernando Mendoza, Ricardo Portugueis, Carolina Redondo, Patricio Vogel, Andreas von Gehr.
Lugar: Galeria Animal, Santiago.
Fecha: 02-26 Julio 2003

Esta fue mi segunda exposición en Animal, y la inauguramos inmediatamente a continuación de "No te veo, Cariño". Para esa ocasión convoqué a ocho creadores, entre fotógrafos profesionales y artistas visuales, y les pedí que realizaran una obra sobre el tema del smog confrontado a un estado erotizado del cuerpo. Me gustó mucho el resultado, la inauguración estuvo repleta de gente, hubo una buena cobertura de prensa, asistió bastante público y es una de las muestras que más me enorgullece hasta el dia de hoy.

NO TE VEO CARIÑO (extracto):
La exposición “No te veo, cariño” se articula como reflexión desde la óptica fotográfica sobre la disyuntiva eros / tánatos, cuya problemática fue enfocada desde la discordancia, o eventual concordancia, entre el cuerpo erotizado y la metrópolis contaminada.
El cuerpo, por diversas causas histórico- culturales, comúnmente encuentra su máximo contacto y plenitud en la praxis de su erotismo y sexualidad. A partir de esa condición, y en el particular estado emocional y perceptivo de la mañana después, el individuo (el cuerpo de carácter urbano) debe circular por nubes de polución que enturbian la visión.
Como pie forzado, entonces, cada autor seleccionado para esta muestra debió trabajar, tanto en la captura como en la manipulación de las imágenes, con una actitud de polvo en los ojos (“polvo” entendido literalmente y en su connotación sexual), para intentar resolver la cuestión de qué significa hacer el amor en una ciudad contaminada por el smog.
La investigación visual se llevó a cabo, entonces, desde el territorio de las sensaciones corpóreas, pero también a partir del precepto de percepción “ruidosa”, forzando los conceptos de confusión, fuera de foco y niebla.
La integración o fragmentación de la imagen fotográfica y el erotismo, ante la nubosidad artificial que el smog impone a la mirada, surge como planteamiento a partir de un impulso por descubrir la plasmación fotográfica de la vivencia íntima de uno de los costos cotidianos del desarrollo industrial, pero así mismo, también, como interés por analizar el tipo de fotografía que se puede obtener en Santiago, ciudad que, como sostiene el cineasta Raúl Ruiz, es casi infotografiable por la luz cruda mal mezclada con el smog .
Pero en vez de resignarse malamente a esta condición, ésta puede ser aprovechada positivamente para una representación del cuerpo adecuada al campo de la postmodernidad, donde el todo corporal como unidad clásica y unidad histórica es fragmentado, despedazado y alterado hasta perder las referencias de su integridad.
Si en la postmodernidad el cuerpo, en cuanto campo metafórico, no es cuerpo físico sino transparencia, ausencia y envolvencia, la postfotografía santiaguina puede otorgar, entonces, adecuadas superficies visuales para resolver ese imaginario tanático, sexual e incorpóreo.
De este modo, el smog como concepto de incomodidad visual no se contrapone necesariamente al tema erótico; sin ir más lejos, la relación humo y sexo se inicia con la costumbre del cigarrillo post coitum...neblina tóxica después de la ”petit mort”.

Un segundo propósito de la exposición, subalterno al desarrollo del tema propuesto, fue entregar una tentativa de panorámica de las posibilidades, usos y condiciones de la fotografía contemporánea, para lo cual escogí fotógrafos que trabajan en el ámbito clásico de la fotografía análoga (Flores), o bien, estableciendo relaciones con métodos plásticos y digitales (Portugueis, Herrera, Mendoza, Redondo), con lo que se da cuenta del desplazamiento de la fotografía tradicional hacia nuevas posibilidades de imagen y formato.
Así mismo, seleccioné dos artistas visuales que hacen uso y recurso de la fotografía a partir de sus disciplinas originales (Vogel, Von Gehr) y a un diseñador gráfico (Bagioli), para señalar la comunicación y revitalización de la fotografía con y desde otras áreas creativas.
De este modo, la disposición de las obras en el montaje de Galería Animal propuso una historicidad que se desarrolla a través del recorrido del espectador por la sala.

Independiente del modo y tratamiento con que cada autor enfrentó el tema propuesto, surge la presencia del "espejo" como constante en casi todas las obras, en cuanto recurso visual, símbolo, materialidad, reflejo y/o concepto especular. Probablemente esto no se debe tan sólo a la conocida relación espejo- representación – fotografía, sino también a que las obras de esta exposición funcionan como oblicuo espejo ante la fotografía tradicional: el desplazamiento del concepto fotográfico y la variedad de estrategias estéticas presentes en “No te veo, cariño” evidencia que, sí cotidianamente vivimos rodeados de fotografías, el modo en que entonces aquélla se asumió aquí como “arte exponible” fue por medio de su interacción con otros lenguajes, beneficiándose entonces de los métodos del arte contemporáneo, pero alejándose de su carácter específicamente fotográfico, de su concepción más clásica.
De este modo, ¿qué puede decir el espectador después de recorrer la exposición?
No te veo, fotografía.